Es un tramo de la Ruta Vadiniense-Picos de Europa de gran atractivo por la presencia de los Picos de Europa y la senda es como un largo balcón o mirador de las montañas más bellas de la cordillera Cantábrica, que no se olvidará por el colorido gris de las rocas, el blanco de la nieve, los verdes de las bosques de hayas y robles y el amarillo de las escobas y piornos florecidos. El recorrido se realiza dentro de los límites del Parque Nacional de los Picos de Europa, por lo que sobra indicar aquí lo respetuosos que debemos de ser con el medio.
Partimos de Espinama hacia Pido, cuna de uno de los buenos quesos de los Picos de Europa, por el camino que nos trajo el día anterior desde la pista hasta Espinama, o también podemos ir por la carretera, 500 m separan Pido de Espinama. Esta segunda opción nos permitirá cruzar el pueblo de Pido hasta llegar, en su parte alta, a la pista de tierra, por la que continuaremos dirección derecha. Pasaremos por la fábrica de queso y el Puente Melendro que salva el arroyo que trae las aguas del collado de Somo, unos de los puntos más altos de la ruta que nos espera si miramos a la izquierda.
Cruzado el puente nos adentramos por una pista más estrecha que parte por la izquierda, casi paralela a la actual en sus primeros metros. Ascendemos por un camino atrincherado, que unos estudios arqueológicos tratarán de datar. Pronto, un giro a la izquierda nos hace abandonar el, hasta ahora compañero PR-S7 y nos elevará hasta el invernal Las Berrugas.
Si decidimos ir al circo glaciar de Fuente Dé, desde Espinama hemos de ir por la carretera hasta ese lugar, donde está instalada la estación inferior de teleférico. Hacemos unos kilómetros más, pero también merece la pena.
Tanto si venimos desde Espinama como si hemos decidido finalizar en fuente Dé la etapa anterior, nos dirigimos a la parte más alta del parquin, donde acaba el asfalto y comienza un camino de tierra, el PR-15, la pista de Remoña, que nos hace pasar por las cabañas del invernal de Berrugas, y juntarnos con los que vienen directamente desde Espinama.
En Berrugas enlazamos, girando a la izquierda. con la Pista de Remoña, también conocido como Los Liebaniegos, que enlaza Fuentedé con el puerto de Pandetrave.
Estamos también en el PR-S15, que es circular, y en el primer cruce nos permitirá tomar dos direcciones: de frente o por la derecha, la primera peor ciclable que la segunda; la primera más corta y bonita que la segunda. Ambas discurren paralelas a distinta altura hasta la Majada de Bustantivo, donde se unen por un ramal de 500 metros.
(1) En Bustantivo tenemos que tomar otra decisión, ir por Valcavao o por Somo. Valcavao es más largo, más alto y con paisajes más bonitos. Por Somo es imposible para bicicletas y no está señalizado (en la foto anterior se ve que la señal del camino solo indica la dirección de Valcabado), ya que es una zona de preservación del oso y del urogallo y no deberíamos abusar de su uso y nunca en grupos. tampoco lo vamos a describir aquí, solo dejamos constancia de esta posibilidad de hacer el Camino.
Si decidimos hacer la ruta por el paso de Valcavao, podemos hacerlo desde Bustantivo o ya desde el primer cruce que mencionábamos antes, donde hemos de girar al a derecha por una pronunciada rampa hasta alcanzar la base de Campudaves, una campa donde los lebaniegos celebran una fiesta anual de su cocido. Hemo de tener cuidado no salirnos por un camino que parte por nuestra derecha hacia el collado de Valdeón y pasar por el enlace de la variante que va a la majada de Bustantivo.
Pronto veremos la Horcada Valcavao, en cuyo alto no iremos de frente, comenzaremos el descenso, por la izquierda, hasta la la Horcada Cadiega y de allí al puerto de Pandetrave, sin salirnos nunca de la pista.
en Pandetrave (Pan, divisoria de aguas), nos encontramos con la carretera que enlaza las tierras de la Reina con Valdeón. Carretera que tomamos, hacia la izquierda, unos metros, hasta una área de descanso que vemos a la derecha. La cruzamos y ya vemos una senda, recuperada para los peregrinos por la Junta Vacinal del Real Concejo de Valdeón, que va discurriendo al lado de un arroyo de montaña. La bajada es cómoda, suave y un deleite para la vista y para la imaginación, si alguna de las Janas o Xanas fluviales nos espera entre el viento y la corriente de agua del arroyo que seguimos y que desemboca en el Mostajal, que desciende del Coriscao. Ya hemos dejado el Parque Nacional de Picos. Cruzamos el Mostajal por un puente peatonal para volver a salir a la carretera.
Desde aquí, y hasta Portilla de la Reina, vamos compaginando carretera y senderos que los habitantes de Portilla han habilitado para que los peregrinos circules lo menos posible por suelos asfaltados, por lo que debemos de ir atentos a las señales, pero siempre tendremos a la carretera como referencia de nuestra buena dirección.
Llegamos a Portilla de la Reina, donde se encuentra el cruce de las rutas de Pandetrave y la de San Glorio y también es cruce de ríos.
Portilla de la Reina (Puerta). Sus viejos caserones, el puente antiguo de madera remozado en cemento y piedra, hace del lugar una población agradable que muestra aún su grandeza señorial. La calle es como un camino tradicional convertido en arteria principal del pueblo, tónica del urbanismo jacobeo. Si el nombre procede de” puerta”, el lugar es una verdadera entrada a la Montaña leonesa. En la iglesia de Santo Tomás se conservan algunas imágenes de valor de antiguos retablos barrocos desaparecidos: San Joaquín y Santa Ana, San Roque, San Martín y el sagrario.
Pero sobre todo destaca la capilla de La Virgen Peregrina, imagen nueva que sustituyó a la antigua románica (Museo diocesano de León) ante un transparente de color, que demuestra la devoción de los peregrinos, después de cruzar la cordillera cantábrica, iniciando el descenso hacia León. Cada año en el mes de Julio, los mozos ponen el ramo verde a la Virgen Peregrina. En el porche de entrada fabricado con madera de roble, pequeños cuadros sobre tabla, del siglo XVIII representan las virtudes teologales y cardinales y temas del calvario con esta inscripción propia para caminantes: ” tu que pasas mírame contempla un poco mis llagas y verás que mal me pagan la sangre derramada”. Uno de los cuadros representa las puertas del cielo. En el ayuntamiento se custodia el arca de los documentos, baúl de madera de roble de casi dos metros de longitud con tres cerraduras de herrero, guardada por tres llaves que poseen tres de los ediles ( los claveros) y han de abrirse conjuntamente, costumbre existente en muchos otros lugares. En él se custodian bellos documentos escritos en pergamino sobre la historia del lugar.
En toda la zona se puede comer el cocido, la chanfaina, la caldereta de los pastores, las sopas de ajo caseras, los buenos quesos, la caza, la pesca y en gran chuletón de ternera. Una antigua casa de camineros se ha convertido en albergue de turismo que puede servir al peregrino para descansar de la etapa más dura de nuestro recorrido. A la entrada, a la derecha hay una casa rural, El Invernal, que también ofrece posada al peregrino.
Nota importante: ante la escasez de oferta hotelera en Portilla de la Reina, se recomienda reservar en el albergue o en la casa rural, y sobre todo en temporada alta de turismo, en fines de semana y puentes. Si no se consigue cobijo para dormir, valorar la posibilidad de avanzar a alojamientos de la siguiente etapa; ir a Llánaves de la Reina (tramo Potes-Portilla por San Glorio) o hacer noche en Valdeón, donde la oferta es mayor.
OBSERVACIONES A ESTA ETAPA